Aniversario de la Fraternidad Misionera Verbum Dei en Budapest (17 años) y en el Mundo (56 años)
Celebrar los cumpleaños es signo de agradecimiento pues estamos muy agradecidos de los frutos que hemos visto en nuestra vida, en nuestra comunidad de Budapest y en todo el Mundo. Agradecidos por un Carisma tan bonito que nos ha regalado el El Espíritu Santo para bien de toda la Iglesia y toda su humanidad. Un Carisma que es la Oración con una Palabra muy viva, el ministerio de la palabra (predicación de ella) y acompañado por el testimonio de vida. El intentar vivirlo cada día con ayuda de la fidelidad de Dios y compartirlo con otros hernia experimentado en estos 17 años muchos frutos.
Y el primer fruto ha sido el regalo de poder relacionarnos con nuestro Dios, Uno y Trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo, de manera familiar y cercana. Qué gran confianza y amor, brindarnos su cercanía, confianza, amistad cuando dialogamos en la oración.
El segundo fruto es ver cómo nuestra vida crece, se potencia en humanidad y en ser hijos de Dios, pues experimentamos que en esa relación, nos sentimos o sabemos valorados, muy Amados. El corazón se ha ensanchado pues aquí en nuestra comunidad de Budapest, no sólo estamos los miembros húngaros, sino también los miembros hispanos latinoamericanos, queriéndonos y enriqueciéndonos mutuamente. Cada uno poniendo sus talentos y capacidades.
El tercer fruto que hemos palpado, ha sido ver cómo cada uno, hace suya la comunidad, pues nos sentimos familia misionera de una palabra viva. Los miembros de las Escuelas de Apóstoles, se hacen cargo de otros: del grupo de jóvenes de la Misa en español, de acoger y responsabilizarse de la Misa en español, de potenciar y predicar en la Escuela de la Palabra, etc. Las Laicas consagradas húngaras, de potenciar la escuela de apóstoles de señoras, la escuela de la palabra en la Diócesis de Vác y apoyar en su parroquia.
Qué bonito, cada discípulo sintiéndose protagonista, viviendo la Misión que Dios Padre, Jesús y el Espíritu le confían, fruto de esa relación con ellos. Cada uno viviendo su Bautismo, hasta hacer que cada persona se sepa hijo de Dios y hermanos entre todos, Discípulos del Señor! (MT.28, 19-20)
Termino, no sin antes reconocer que si hemos llegado hasta aquí, ha sido por la fidelidad, confianza y amistad de nuestro querido Fundador Jaime Bonet Bonet, con Jesús, nuestro Dios; quién a sus 14 años se aventuró a decirle Sí a la llamada que Jesús le pedía de ser su boca para llevar la Palabra de Dios por todo el mundo.
Gracias Jaime por tu Sí, tu consecuencia, constancia, entrega, confianza y amor por Jesús, por el Padre, por Espíritu y por nuestra madre María. Gracias por tu celo misionero que dejaste que Jesús hablara por tu vida y predicación y así nos lo has transmitido a toda la Fraternidad y Familia misionera Verbum Dei. Gracias a aquellas primeras Misioneras que también se unieron a esta gran aventura de dar el amor de Dios a través de la palabra viva, grabada en sus corazones y vidas, que llegó más tarde se les uniría a este sueño misioneros y matrimonios misioneros.
Que nuestra madre, la Virgen María, siga siendo para nuestra Fraternidad y Familia misionera, nuestro apoyo e impulso para amar más al Señor y para anunciar el Evangelio a todos sus hijos.
Y el primer fruto ha sido el regalo de poder relacionarnos con nuestro Dios, Uno y Trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo, de manera familiar y cercana. Qué gran confianza y amor, brindarnos su cercanía, confianza, amistad cuando dialogamos en la oración.
El segundo fruto es ver cómo nuestra vida crece, se potencia en humanidad y en ser hijos de Dios, pues experimentamos que en esa relación, nos sentimos o sabemos valorados, muy Amados. El corazón se ha ensanchado pues aquí en nuestra comunidad de Budapest, no sólo estamos los miembros húngaros, sino también los miembros hispanos latinoamericanos, queriéndonos y enriqueciéndonos mutuamente. Cada uno poniendo sus talentos y capacidades.
El tercer fruto que hemos palpado, ha sido ver cómo cada uno, hace suya la comunidad, pues nos sentimos familia misionera de una palabra viva. Los miembros de las Escuelas de Apóstoles, se hacen cargo de otros: del grupo de jóvenes de la Misa en español, de acoger y responsabilizarse de la Misa en español, de potenciar y predicar en la Escuela de la Palabra, etc. Las Laicas consagradas húngaras, de potenciar la escuela de apóstoles de señoras, la escuela de la palabra en la Diócesis de Vác y apoyar en su parroquia.
Qué bonito, cada discípulo sintiéndose protagonista, viviendo la Misión que Dios Padre, Jesús y el Espíritu le confían, fruto de esa relación con ellos. Cada uno viviendo su Bautismo, hasta hacer que cada persona se sepa hijo de Dios y hermanos entre todos, Discípulos del Señor! (MT.28, 19-20)
Termino, no sin antes reconocer que si hemos llegado hasta aquí, ha sido por la fidelidad, confianza y amistad de nuestro querido Fundador Jaime Bonet Bonet, con Jesús, nuestro Dios; quién a sus 14 años se aventuró a decirle Sí a la llamada que Jesús le pedía de ser su boca para llevar la Palabra de Dios por todo el mundo.
Gracias Jaime por tu Sí, tu consecuencia, constancia, entrega, confianza y amor por Jesús, por el Padre, por Espíritu y por nuestra madre María. Gracias por tu celo misionero que dejaste que Jesús hablara por tu vida y predicación y así nos lo has transmitido a toda la Fraternidad y Familia misionera Verbum Dei. Gracias a aquellas primeras Misioneras que también se unieron a esta gran aventura de dar el amor de Dios a través de la palabra viva, grabada en sus corazones y vidas, que llegó más tarde se les uniría a este sueño misioneros y matrimonios misioneros.
Que nuestra madre, la Virgen María, siga siendo para nuestra Fraternidad y Familia misionera, nuestro apoyo e impulso para amar más al Señor y para anunciar el Evangelio a todos sus hijos.
Hna. Bárbara Vera Villar | |
Misionera de la FMVD |