CELEBRACIÓN DE LA MISA DE LAS VÍRGENES VENEZOLANAS
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Una característica que identifica a los venezolanos en el ámbito religioso es su devoción por la Virgen María y sus distintas advocaciones. Es difícil entrar a una casa en Venezuela y no toparse con la imagen de la Virgen María o de cualquiera de sus advocaciones. De hecho, quienes por alguna razón hoy viven lejos de la tierra que les vio nacer también guardan con cariño una imagen que les conecte con la fe y con sus raíces.
El día 8 de septiembre los venezolanos en Hungría, junto a toda la comunidad de habla hispana, y en el resto del mundo celebraron a la Virgen de Coromoto, Patrona de Venezuela, cuya primera aparición se registró en Guanare, estado Portuguesa.
Según cuenta la historia, en el año de la fundación de Guanare, 1591, los indígenas que vivían en la región huyeron hacia la selva en el norte de la localidad, lo que dificultaba la evangelización por parte de la Iglesia Católica Romana. El 8 de septiembre de 1652, en esa selva a la que huyeron los nativos, la Virgen María se le apareció al Cacique de la tribu, Coromoto, y a su mujer, pidiéndoles en su lengua que se bautizaran: “Vayan a casa de los blancos y pídanles que les echen el agua en la cabeza para poder ir al cielo”.
A pesar de que toda la tribu estuvo lista en ocho días para recibir la catequesis y el bautismo, el nativo Coromoto se negó y huyó, pero la Virgen se le apareció otra vez y él, lleno de ira, alzó su brazo para agarrarla sin éxito, pues la Virgen ya había desaparecido. La aparición se materializó en una estampilla elaborada de fibra de árbol convertida en reliquia y que hoy se venera en el Santuario Nacional Nuestra Señora de Coromoto.
En el año 1950, el Papa Pío XII declaró a la Virgen de Coromoto Patrona de Venezuela, y en su visita al país, el Papa Juan Pablo II la coronó en el Santuario Mariano en Guanare.
Igualmente, existen otras advocaciones que son veneradas en Venezuela, tales como: la Virgen del Valle, en la isla de Margarita; la Virgen del Rosario de Chiquinquirá, en el estado Zulia; la Divina Pastora, en el estado Lara; la Virgen de la Paz, en Trujillo; Nuestra Señora de la Consolación de Táriba, en el Táchira; la Virgen del Socorro de Valencia; Nuestra Señora de la Soledad, en Caracas; la Virgen del Espejo en Mérida; la Virgen Misionera de la Esperanza en Maturín; Nuestra Señora del Rosario del Real en Barinas y la Virgen de las Nieves en Guayana.
Para finalizar, como diría Santa Teresa de Calcuta “Dirijamos a ella nuestros ojos para implorarle por la paz; a ella, que sólo tiene cabida en su corazón para la paz y el perdón”.
El día 8 de septiembre los venezolanos en Hungría, junto a toda la comunidad de habla hispana, y en el resto del mundo celebraron a la Virgen de Coromoto, Patrona de Venezuela, cuya primera aparición se registró en Guanare, estado Portuguesa.
Según cuenta la historia, en el año de la fundación de Guanare, 1591, los indígenas que vivían en la región huyeron hacia la selva en el norte de la localidad, lo que dificultaba la evangelización por parte de la Iglesia Católica Romana. El 8 de septiembre de 1652, en esa selva a la que huyeron los nativos, la Virgen María se le apareció al Cacique de la tribu, Coromoto, y a su mujer, pidiéndoles en su lengua que se bautizaran: “Vayan a casa de los blancos y pídanles que les echen el agua en la cabeza para poder ir al cielo”.
A pesar de que toda la tribu estuvo lista en ocho días para recibir la catequesis y el bautismo, el nativo Coromoto se negó y huyó, pero la Virgen se le apareció otra vez y él, lleno de ira, alzó su brazo para agarrarla sin éxito, pues la Virgen ya había desaparecido. La aparición se materializó en una estampilla elaborada de fibra de árbol convertida en reliquia y que hoy se venera en el Santuario Nacional Nuestra Señora de Coromoto.
En el año 1950, el Papa Pío XII declaró a la Virgen de Coromoto Patrona de Venezuela, y en su visita al país, el Papa Juan Pablo II la coronó en el Santuario Mariano en Guanare.
Igualmente, existen otras advocaciones que son veneradas en Venezuela, tales como: la Virgen del Valle, en la isla de Margarita; la Virgen del Rosario de Chiquinquirá, en el estado Zulia; la Divina Pastora, en el estado Lara; la Virgen de la Paz, en Trujillo; Nuestra Señora de la Consolación de Táriba, en el Táchira; la Virgen del Socorro de Valencia; Nuestra Señora de la Soledad, en Caracas; la Virgen del Espejo en Mérida; la Virgen Misionera de la Esperanza en Maturín; Nuestra Señora del Rosario del Real en Barinas y la Virgen de las Nieves en Guayana.
Para finalizar, como diría Santa Teresa de Calcuta “Dirijamos a ella nuestros ojos para implorarle por la paz; a ella, que sólo tiene cabida en su corazón para la paz y el perdón”.